Paulo San Páris

YO SOY NADA /YO SOY TODO /YO SOY TODO/ YO SOY TODO/ YO SOY TODO/ YO SOY TODO/ YO SOY TODO/ YO SOY NADA




La Torre Hirviendo

“La tierra está en fiebre a causa de los cantos seculares de los pájaros…”
El pasajero de su destino, Vicente Huidobro


1

Amanecí mañana cortando los céspedes de la infancia
Sobre el borde-mar de una aldea olvidada.
Tierra a nuestros cuerpos fallidos de cefalea
Porque no hay llamado al horizonte más arriba de los demonios en las cruces.
Palpito adentro del fuego una invocación para los lugartenientes
Y aparecen los predecesores de su lengua
El anonimato está en las junglas
Sobre los tornillos de las ferreterías
Y el glamour del olvido: todo para decir sobretierrasecaparadoelordensea.


2

Toco mi sombra que deshace el centro de los arco iris negros
Para encontrar el canto de los ríos que se hicieron familiares,
Su eco lanza adentro de las pisadas y las crestas de sus propias venas
Un testamento testigo del anonimato, el fuego que nunca ha sido dicho.

Alguien desea latir sobre mi corazón, pero ha olvido su nacimiento.

Te aprendo a escribir desde los cantos de circe,
Aprendí a cantar siendo una nebulosa de Pablo de Rocka,
Respiraba los animales solitarios que demuestran la despoblación
Y el remitente del dolor en los silencios montados de las historias.
El macho de vaca muda abunda en mi mano para maullar rabioso
De tanto aire sucio circulando con trajes de mesías cantores.


3

Ustedes cruzan una época que es una herida deforme jineteada
Por manchas ácidas donde la luz ilustrada no llega a terminar siendo luz
De Rocka empiezo a toser gravilla bajo el nombre de todos:
Cruzo las épocas cantando como en un gran sueño deforme.
Desde el otro lado desértico de las cosas se guarda el sueño áspero
De conseguir la fuente donde el ciervo degolla el agua plena de sed.

Alcanzo a configurar tres o cuatro sentidos de la puerta abierta
La mandíbula saliendo desde la llave deseosa del petróleo que incendia
El corte silencioso
De nuestros avances primarios, somos tan cortos en realidad
Para saber abanicarnos de lo que realmente podemos alimentar.


4

Razones que vienen con departamentos abiertos para caer
Sobre las peregrinaciones de un objeto sobre otro objeto,
En realidad su mundo se refiere a los objetos de caza,
Nuestra primera madre la maquinaron así seguir a la sociedad de thiasos
Todas ellas creían en la edificación de la mesa directiva para el mundo,
No sabían de las cuerdas, de la atadura que verían en los siglos de pereza,
El tono para evocar a la décima musa no es consultivo
Sino exclamación para decir: qué podrido está el mundo sobre los ojos.
Y nadie ni el mismo poema puede…

La “Casa de las servidoras de las Musas” no sirve para las coronas actuales
Puede pasar un Faón hermoso para reinar, pero ustedes,
Ustedes qué será
De ustedes y los lóbulos ortigosos, no quiero ver el corazón anudado
Al filo de la roca de Léucade para decir: que el bautizo nos fatalizó,
Nos faltó llevar el cuerpo arriba de la tierra para ver que necesitábamos
Los ventiladores y aislar los número y las ecuaciones, los átomos
Que hacen el sonido de carne negra.



5

Hay para la cena ortigas buenas y sanas sobre el cardiaco día Sereno.
Robert Browning puede saberlo, él comió sobre la arena las tablas solitarias,
Así dicen las nuevas espinas del círculo: Laus Deo semper por Armati pax Dei
Avec plaisir, ustedes conseguirán por mí el bajel
Que bajará por Pirandello y Pasolini,
Ellos deben toser el monólogo dramático de la bota de mar.
No deben el relego al sentido desorientador de Faón y Narciso.
La carne incumplida del deseo no encuentra su pálido lugar renegado
Sobre esos delgados maderos que sonríen.
No olviden la tierra, el cruce de los pájaros incendiando la fiebre
Las aves, ¡malditas sean!, cuelgan plagios en el viento cuadrado
que hemos olvidado alinear a esa nube errante que somos.

Ángeluz

Para Ángelo Escobar,
Porque el pueblo lo merece.


No hay mejor forma para caer hacia afuera con un puente en las nota
Decir las historias de la frente y la carne en las entradas del sonido.
Alguien escucha en un rincón el plato de fantasía, mi querido Robin Hood,
Los celos de dar al tiempo gentes heridas, pueblos olvidados, lugares de lepra
Con la música gimiente en los dedos.
Los paralelos y los trópicos estaban coordenados,
Su carta astral dos pasos hacíadelante,
Porque la sinergía está en ir por donde han ido los pocos genios que el mundo ha tenido.
Que canten las Sirenas, Lesbos completo, jaurías fósiles, genios ocultos,
El Indio desgastando sus nudillos, la trepidación arrogante del que se cree loco.
Bla…Bla…Bla….Bla…!!! Alguien acusa sin silencio a los lugares, vomito banderas,
Si alguien quiere sonrojar sus culpas, entonces que levante la copa por los perdidos,
Los que perdimos en dieciséis años de terrenaje y terranía.
No necesito sus nombres para entender las nuevas trovas,
No necesito a las repúblicas para aspirar la toñodominguez,
No necesito saber que entró tu nombre un día en forma de ángeluz
Para abrir la noche de América con los vestidos de rameras estadistas.
Niego la letra y el reporte ocasional, ante la revelación de los signos
Baja la guitarra del ángeluz.

Si para empezar el movimiento de las carnes se debe hablar del frío
Y de las sangrerías anudadas al borde de cada vena,
Entonces se debe decir: “qué infancia tuvo el canto de cristal para hacer transparente
Los lugares llagados por las sombras”.
La tensión extendida de tocar y ser una estación común de cuerpo derretido
A los dobleces de la materia elemental donde se cruzan las islas,
Esa tensión de rapidez, de ser terreno ante el día y sobre la noche el cegador
De la espuma y la cebada, esa es la forma de caer hacia afuera
Desatornillando lo de adentro con un fuego
Que polula por los que no conocen el límite de la nota sosteniendo
Nuestros propios espejos.
¡Creo que la tormenta hará nuestro show!

Crésar

“Veo tantas grietas
Dentro de mi cuerpo”

XVII, Carne Muerta,
Daniel Cortés.

Los polvos de los dioses son disueltos en un ojo que la avenida no puede ver, es real
Que el concierto de ruidos y los consejos son necesarios,
Pero los dioses jamás entrarán en las puertas que se vuelven volcánicas e invisibles, un
Niño puede mirar desesperado el lugar donde habitan esos sonidos,
Y encontrar las pulverizaciones de su propia herida con la edad de vuelta a su misión,
Los dioses no se enterarán de sus historias, ella ha nacido antes.
Es necesario para el rigor de las ventoleras, indicar el número de secuestros,
Los cambios de disfraces para que los ciudadanos estén atentos
A las improvisaciones que se suelen solucionar con el lenguaje del relámpago.

I

Disfraz para la retención del sentido.

Esta casi terminado el sonido en su quietud, como un acuario estable, holgado de
Cenizas rubias y temperas incoloras.
Un niño llora porque está postrado junto a un lago, y un cisne lo llora cambiando
Su forma en un árbol de metal oscuro.
El niño viste de azul la tristeza para llorar internamente en un vacío a donde conduce
El roquerío de su imaginación, el árbol crésar impávido sobre él.
También toma fotografías para no olvidar el nombre del momento, ha escrito en el aire
La fuerza oceánica de su cementerio movible.
Trastornos afuera, alguien pasa robando lugares desconocidos, el niño oscuro, viste de
Violeta su llanto para recompensar al pasado.
El caso es un ofrecimiento vulgar de un cuadro para Gauguin, la desolación del
Padre y la oscura vendimia con los dioses que se hace para tener cómo
Entrar a su casa a desbaratar infieles y mercenarios de su cama.

II

Disfraz para conseguir los sonidos helados de la avenida.

Me han hecho crésar con un sentido de vientos opuestos, con una lengua gigante y
Gimiente de cuatro auroras plenas.
Desbocado ha sido mi nombre, pero no los helados sonidos que he encontrado en
El muslo de las estatuas de noche donde están anudados los fríos de
Un niño temeroso de su padre que sabe volverá, siempre vuelven las imágenes, donde
Se debe conseguir un disfraz para vendarse ante la CCondición HHumana.
Se ahorran las faltas de respeto, si se cae en el mármol, si uno se hace mármol y los
Diáfanos porcentajes de la edad inestable y poco lamida se endurecen.
La sorpresa es tenderse sobre Los Luchadores o Las Tres Gracias, junto a Antinoos
Porque los sonidos no han entrado en la caja violeta del dolor, no han Visto a la vida color de hematoma, consiguiendo los porcentajes para vivir bajo el
Escuadrón de la patria, geometralizando las manos llenas de disfraces.

Hallufiu

“Este cuerpo no volverá a empezar de nuevo…”
Fin de fantasía, Cesare Pavese.

Aquí lejos, está la meseta de la madre escondida
La triste emparejada de mi mano silenciosa
Que no tiene en sus trompas el hogar de las zarzuelas.
Mi nacimiento fue una mano palpante de mano
Ahuecada y resistente de alambres también ahuecados.
Mi frío sólo comparable a los rostros movedizos
De los vagabundos presentados en las municipalidades,
Mi cuerpo una extensión incolora de músicas aldeanas.
Y no se diga más de allá con acá presentado como mañana
No se diga que un señorito voló bajo arrastrando sus pulpas internas
Sus pupilas eran la macilla para los golpes a veces ciegos de los ídolos,
Recorrí su estado como una espesa niña desahuciada
Vomitando y maldiciendo a las cañerías y su árbol familiar.
Bajo un aire botó los dedos con sus lenguas,
Quiso tener la miel disuelta de letras amarillas
Pero murió, murió porque la venganza es inútil
En cualquier sentido que el mismo cuerpo venga
A caer sobre el cuerpo, ni aún la lepra,
Ni esta letra mantiene el cemento principal con que fue forrada
En su nombre de mi nombre, el único lado reconocible de ausencias.

El museo de las imágenes.

Recorría el pasillo del museo mirando las fotografías que le mostraban los pasos que había dado en su vida. Creyó ver algo distinto, un hombre que lo miraba y recorría el pasillo de un museo antiguo, dominado por una serie de imágenes que mostraban a un hombre tendido y ensangrentado en el pasillo de un museo.
El guardia había mirado la escena desde hace 10 años, la borraba cada noche de su memoria, escribía unas cuantas líneas desanudando así un poco el sentimiento de extrañeza, al momento volvía a recorrer el museo para ver las fotografías. Las imágenes lo auscultaban por atrás de sus ojos; la sensación de encontrar a sus demonios otra vez, de ver al hombre muerto que recorría el pasillo, la habitación que se extingue de a poco, difusa, un poco más difusa, y ya casi yéndose de nuevo con la luz, el museo que no volverá, el museo donde no podremos entrar de nuevo, donde no podremos caminar de nuevo, el hombre que sale desde sí mismo y despierta tirado con sangre en el pasillo de un museo.